Una pedagogía a la vez práctica y vitalista, concebida para tener efectos sobre la praxis docente concreta y sobre las formas en que en la vida aprendemos y enseñamos; una educación que privilegie la formación del ser humano completo y que potencie las condiciones creativas y culturales tanto de los docentes como de los alumnos en su común y solidario proceso de formación y autoformación a lo largo de la existencia; una paideia, en definitiva, que es vida en tanto inquietud, en tanto curiosidad por lo nuevo, por lo aún nunca visto ni escuchado ni pensado, y por tanto siempre interrogación y búsqueda de nuevos horizontes: un momento de dicha, un instante de eternidad en el proceso de enseñar y aprender. Arte más que ciencia.