Con relación al contenido de la obra premiada, el jurado consideró «que el genio es el arte de hacer deliciosa la desolación, que es lo que aquí hay: la tristeza cotidiana aceptada de la mujer con un arma de respuesta: la ironía. La delicadeza de hacer ver lo que los demás no ven surge al final de cada poema con gracia y resignación, con frescura y lucidez de entender que la línea del desconsuelo tiende al infinito. Un gran descubrimiento y la certidumbre renovada de que la poesía tiene aún caminos por explorar.»