Montal supo ver, en un tiempo nada fácil, la necesidad de dar un paso adelante a la hora de combatir la marginación femenina y de potenciar todas las capacidades de la mujer, ubicándola en un plano de igualdad y colaboración con el varón, ayudándose conjuntamente sobre la base de la institución familiar a la hora de elaborar un proyecto de vida cristiano.