Irina es una mujer de padre italiano y madre alemana, criada en Bélgica y educada en escuelas italianas, abogada, con experiencia laboral en Estados Unidos, Francia y después en Suiza, donde se casó con Mathias, un suizo alemán que trabajaba en la misma multinacional que ella. Tuvieron dos hijas gemelas, Alessia y Livia, y se separaron. En enero de 2011 el padre se llevó a las niñas, que entonces tenían seis años, supuestamente para pasar unas vacaciones con ellas. Se suicidó en las vías del tren en Italia y dejó una nota a su ex mujer en la que le decía que las pequeñas no habían sufrido y que no las volvería a ver.
La novela relata la historia de ese desgarro, de ese dolor. La historia de una madre que busca a sus hijas y topa con la burocracia, con la indiferencia, con la desidia, con el olvido. La historia de una madre que debe aprender a vivir con esa ausencia. La historia de una madre que debe aprender a superar la pérdida, a cerrar la herida, a mirar hacia delante, a descubrir que «fuera es primavera».
Partiendo de un hecho de la crónica de sucesos y dando voz a la madre doliente, Concita De Gregorio ha escrito un libro sobre el absurdo, sobre lo atroz, sobre lo innombrable. Una novela que se adentra en el territorio incierto del sufrimiento y recorre el arduo itinerario necesario para superarlo, para salir adelante. Huyendo del sentimentalismo fácil y del sensacionalismo barato, la autora crea una novela concisa, valiente, intensa, sobrecogedora, deslumbrante.