Azafrán y Obituario han decidido crear un Tribunal Superior de Justicia Infantil para defenderse de lo que ellos consideran toooodas las injusticias de sus padres, para empezar esos nombres que les pusieron. Al hacerlo, descubren que no son los únicos y, junto con sus compañeros de escuela, emprenden una cruzada para reclamar y enmendar todo tipo de agravios. Así, poco a poco van descubriendo la importancia de nombrar aquello que les disgusta y surge la pregunta: ¿Qué es lo que realmente hay que reclamar?