Un homenaje al escritor Eduardo Caballero Calderón por parte de su hija.
¿A quién no le pusieron de tarea en el colegio a Eduardo Caballero
Calderón? ¿Un ensayo sobre el Cristo de Espaldas o un análisis literario
de Siervo sin Tierra? "Era desesperante esa cantidad de niños de colegio
que llamaban a la casa por teléfono porque les habían puesto a papá de
tarea. Al principio era divertido, pero cuando ya eran treinta las
llamadas en una sola tarde, nos empezamos a aburrir. A veces papá mismo
era el que contestaba:-Tengo que leerme Siervo sin tierra pero me da
pereza, ¿por qué no más bien me lo cuentas? -Porque ya se me olvidó# Una
niñita más envalentonada, cuando supo que estaba hablando con él le
dijo: -¡Pues ni se sueñe que me voy a leer su jartera de libro! Y le
colgó". Estas anécdotas hacen parte del prólogo de Papá y yo, libro que
Beatriz Caballero escribió como homenaje a su padre y cuyo único
objetivo que persigue es dar a conocer a Eduardo Caballero Calderón para
que den ganas de leerlo. Por eso puso a dialogar sus obras con la
opinión de críticos y estudiosos literarios. Y ante todo lo citó a él,
lo puso a hablar, no sólo por medio de sus escritos sino con sus propias
palabras, esas que pronunciaba en la mesa del comedor, la sala o durante
un viaje. Por supuesto, Caballero Calderón fue mucho más que El Cristo
de espaldas y Siervo sin tierra. Hasta 1967 muchos críticos literarios
lo consideraban como el mejor escritor vivo del país. Durante cincuenta
años fue periodista y desde sus columnas de opinión en El Tiempo y El
Espectador bajo el seudónimo de Swann fue una especie de faro moral para
el país por su crítica constante al gobierno, su espíritu democrático,
su preocupación por el campo y su afán bolivariano. Escribió treinta
libros y fue traducido a doce idiomas: portugués, francés, italiano,
alemán, ruso, serbocroata, chino, coreano entre otros. Es uno de los
tres autores no nacidos en España que ha obtenido el Premio Nadal, el
más antiguo que se concede en ese país. Sus obras El buen salvaje, Caín,
La historia de dos hermanos y El Cristo de Espaldas fueron adaptadas a
cine o a televisión, por eso es considerado como el escritor Colombiano
más llevado al lenguaje visual