¿Cómo va a describir un ataque de pánico alguien que no ha sentido su abrasión?
Quien no conoce la angustia ante los espacios abiertos de la ciudad no puede saber qué pavor produce el estar parado unos segundos ante un semáforo en rojo. Quien no ha vivido la angustia de estar encerrado en un ascensor, o en un avión, no puede imaginarse el enorme alcance de ese terror. No es sólo el bloqueo respiratorio, la asfixia, sino el total desmembramiento del ser, la aniquilación de uno mismo, la sensación de una muerte inminente.