Pero el despotismo es sustancial a la monarquía. El rey y el conjunto de prerrogativas que definen su figura transmiten a la sociedad la sumisión del ciudadano, reverente ante quien vive más allá de la Ley y de la Vida. Por eso el autor de este panfleto procede a la crítica radical del conjunto de las supuestas virtudes que facilitan la presentación de la monarquía como forma política garantizadora de la libertad del ciudadano y del progreso social. Todavía es urgente recordar la invitación del marqués de Sade cuando, en las jornadas revolucionarias, clamaba: «Un esfuerzo más, franceses, si queréis ser republicanos...».