Cecilia sabe que no es una campesina cualquiera: ella es la verdadera heredera al trono, pero debe ocultarse hasta que sean derrotados quienes asesinaron a sus padres.
Mientras tanto, la sustituye en palacio una campesina llamada Desmia. Cecilia debe fingir que su vida se limita a limpiar, remendar y fregar platos, hasta que finalmente se da cuenta de que ha llegado el momento de tomar el mando y recuperar el trono. Acompañada de su mejor amigo, Harper, huye a la capital del reino, decidida a enfrentarse cara a cara con el peligro.
Pero en el famoso Palacio de Espejos, nada ni nadie es quien dice ser.