José Aragón, artista plástico, poeta, fotógrafo, ensayista y articulista nicaragüense, nos entrega en esta obra, Palabra de pintor-poeta, la esencia de su mundo y de sus mundos. Cada poema, tal como dijera Alejo Carpentier, es un regreso a la semilla, aunque en este caso, más bien significan la semilla de ese regreso, es decir, la simiente de su pasado. Los poemas sintetizan: Colama, pueblo nicaragüense donde creció Aragón. Nutriente de su poética. Colama, nos desplaza a Comala de Juan Rulfo, al León de Rubén Darío, al Macondo garciamarquiano o al Yoknapatawpha de Faulkner.
El recorrido y registro poético de Palabra de pintor-poeta, se entrecruza con el trazo del pintor vitalista que es Aragón y con la libertad que alcanza cuando escribe prosa. Por ello cuando decimos que en su poesía están contenidos todos sus mundos, también encontramos el mundo en su totalidad, pues, a través de un envolvimiento ilimitado, donde lo local se mezcla con lo cosmopolita, la obra dispone de imágenes/símbolos/nombres que avanzan como una corriente fluida como los ríos y lagos de Nicaragua, tierra de donde es originario. Los versos iniciales y finales de cada poema en lugar de constituir nuevos comienzos y moverse en direcciones distintas, operan con un efecto de acumulación y estabilidad referencial que adjudican una voz lírica consistente, segura, repleta de imágenes que nos aproximan a su pasado, pero que se actualizan en clave contemporánea, por eso: la naturaleza en el estado más puro de Colama, bien es el ecosistema mundial de hoy. Se trata, en suma, de una circulación festiva de versos y trazos visuales que activa todos los sentidos.