La figura del técnico es, en opinión de Orfeo Suárez, un enigma psicológico por las presiones que soporta, que acaba por conocerse mucho mejor cuando se accede a su intimidad. No se trata de simples biografías, ni de entrevistas, sino de la interpretación que el autor hace de los personajes a partir de las confidencias y las vivencias mutuas. Cada personaje y cada capítulo tiene su propia identidad, pero en conjunto conforman un retrato íntimo de quienes trabajan cada semana sobre una silla eléctrica.