Este Paisaje Urbano de José María Triper nos adentra en el escenario de grandezas y miserias que humaniza la ciudad. Un gato negro, elegante, que sestea en los alfeizares de las ventanas, se cruza, y no de manera fortuita, en el recorrido por esas calles imaginarias por las que el poeta nos invita a acompañarle.
Al avanzar entre los poemas y los pensamientos poéticos que Triper vuelca en este libro, se constata la definición que hizo de sí mismo en Mientras Muere la Tarde, publicada en 2011. Triper es como ese gato que se cruzó en nuestro camino, aquel que, en sus propias palabras, «al nacer se equivocó de especie y se trastocó en hombre por el capricho de un dios menor». El poeta ya nos había advertido sobre esta transformación, que le permite seguir fiel a sí mismo y ser libre para elegir a donde va, mientras recorre el Paisaje Urbano de la ciudad empapada por la lluvia, en la que dice que «el tiempo parece detenerse».
Triper arriesga en este poemario que, como un río discurre a veces tranquilo por los meandros que le inspiran el amor y su familia y otras, se despeña por barrancos abruptos. Son tan cercanas las emociones que suscita este Paisaje Urbano, que al final de la lectura nos sentimos parte de ese fresco por el que peregrinamos de la mano de José María Triper. Un poeta que, en plena madurez creativa, se vuelve más profundo y grave que en sus anteriores obras, sin perder valentía y pasión por el riesgo de buscar nuevas formas de expresar sus sentimientos.