Sicilia es tierra de mitos, de imágenes vívidas y luminosas que calan en el público y encuentran refugio en él. Muchos de sus tópicos se remontan a la Antigüedad, cuando griegos, cartagineses y romanos descubrieron las múltiples posibilidades de la isla y decidieron explotarlas. Otros se han ido perfilando con el correr del tiempo, pero todos han contribuido a convertir un territorio en cientos de paisajes mentales, en formas de ver y entender el mundo que han funcionado y continúan funcionando como referentes sociales. Cada sociedad crea los suyos, cada momento los adapta y reconstruye a su antojo y analizarlos es un sano ejercicio de deconstrucción que revela la contingencia de la imagen, la perennidad y volubilidad del paisaje, esa realidad permeable y absolutamente cultural que tiene menos que ver con los procesos geológicos que con las premisas sociales.
Este libro se compone de imágenes históricas que, aunque han conseguido visibilizar el pasado, han oscurecido su construcción. Parte de grandes figuras: Fálaris y Terón de Agrigento, Gelón e Hierón de Siracusa, Ducetio, Nicias, Hermócrates y Alcibíades, iconos del pasado siciliota para, desde ellas, alcanzar los contextos que les otorgan significado histórico. Las imágenes estáticas son necesarias como recordatorio, pero es en el análisis de la movilidad, de las imágenes dinámicas y cambiantes insertas en sus contextos, donde los procesos de construcción del paisaje adquieren significados profundos.