Jorge Zicolillo, auténtico biógrafo de la vida y obra del cura de las
manos milagrosas, nos entrega un perfil único, acabado y necesario, de
uno de los seres más tenaces y sorprendentes del siglo XX.
«El Padre José Mario Pantaleo fue un ejemplo de vida y, para muchos, un
santo. Había decidido entregarse por entero a Dios y a los hombres como
una sincera ofrenda de amor. Indudablemente, el Padre Mario, ese pequeño
gran hombre, sigue viviendo en el recuerdo de aquellos que lo conocieron
y brindando su mano cálida a quien, en nombre de Dios, le pide su
siempre generosa ayuda».