Maeve Regan sabe que su vida ya nunca será fácil. Ha descubierto cuál es su origen, que su padre es un vampiro peligroso y que, además, tiene un hermano que siente por ella cualquier cosa menos amor fraternal. Las profecías dicen que es la única que puede acabar con Víctor, su padre, símbolo del mal, pero que, si lo hace, se convertirá ella misma en un ser malvado. Esa idea la destroza y más al pensar que ella misma es un peligro para aquellos a los que quiere, porque Victor está determinado a destruir todo lo que ama. Y luego está Lukas. Que se ha enamorado de ella, y ella, que no quiere que la ame, porque se sabe un peligro para él.