Shawn Richardson se encuentra en el Bless the Child, un moderno hospital de rehabilitación y asistencia a personas dependientes, recuperándose de las secuelas de un grave accidente de tráfico y aquejado de un supuesto síndrome de estrés postraumático.
Inexplicables, violentas y desagradables muertes comienzan a sucederse entre los internos de un lugar concreto: el pabellón D, donde conviven los ancianos. La sospecha de que se trata de algo más que de brotes de locura de los enfermos allí ingresados, empuja a Shawn y a sus compañeros a descubrir la manera de enfrentarse a algo que no habrían podido imaginar ni en sus peores pesadillas y que cuestiona peligrosamente su concepto de lo que es posible en esta realidad.
La demencia y la locura como telón de fondo en una novela reflejo de que, en ocasiones, los peores miedos no necesitan ser inventados, pues forman parte del mundo que tan bien creemos conocer.