Muchos, ingenuamente, pensarán que todas estas antiguas batallas navales son cosa irrelevante y de poco interés para los tiempos que corren: poco más que disputas entre eruditos o entre aficionados a estos temas, sobre cuestiones de muy limitado interés general: batallitas no ya del abuelo, sino del bisabuelo o aún más antiguas. Pero si se ha empleado tanto esfuerzo, tiempo y dinero en intentar convencernos a todos de que los españoles eran incapaces de construir buques que navegaran aceptablemente, de manejarlos adecuadamente o de combatir pasablemente con ellos, debe de ser por algo. Porque gente como los anglosajones, sin ir más lejos, no son de los que dan puntada sin hilo. Y es que esas cuestiones: diseñar y construir buques cada vez mejores, navegar con ellos en cualquier condición, descubrir nuevos mundos y luchar por poseerlos contra otros competidores, son de las que remiten inmediatamente a la capacidad de un pueblo para investigar, desarrollar e innovar en Ciencia y Tecnología, desde la cartografía a la artillería. Negar esa capacidad a los españoles, como se ha venido haciendo desde hace mucho, tiene consecuencias directas y muy serias para nosotros, y más en las circunstancias actuales de crisis económica: los presuntos ineptos de hoy no son más que los sucesores y herederos de esos otros ineptos. Este trabajo, continuación del nuestro anterior sobre las ?Victorias por mar de los españoles?, tiene por tanto más actualidad e interés de lo que cabría esperar, al desmentir rotundamente, con datos y hechos normalmente olvidados o desconocidos, esa supuesta tradicional incapacidad de los españoles. Nos va mucho en ello, y por eso, no lo duden, seguiremos en este empeño.