Lo último que necesitaba Harry Wyatt, conde de Hartley, era a una seductora extraña en su puerta que aseguraba ser un hada. Harry la ocultó en su casa, lejos de curiosos, y se dio cuenta de que, para salvar su hogar, debía creer lo increíble.
Sorcha, la hija mediana de Mab, reina de las hadas, había sido enviada a recuperar la piedra Dearann, que restablecería la paz en su reino. Pero la atracción que sentía hacia aquel desconocido incrédulo con maravillosos ojos verdes hizo peligrar su misión. Fracasar significaba condenar a su gente a un invierno eterno, pero el castigo por entregarle su corazón a un humano era aún más duro.