Argumento de Orfismo y Tradición Iniciática
Encuadernación: Rústica con solapas
¡Diónisos! Ha pasado este nombre de boca en boca entre miles de personas, en distintos lugares y desde épocas muy remotas y, si todavía se escribe sobre Él, significa que aún está presente. Heródoto dice que Él vino de Egipto, otros dicen que de Tracia, de Lidia, de Frigia; y otros, incluso, de Creta, donde se han encontrado tablillas del lejano siglo XV a.C. en las que se lee el nombre de Diónisos y de la "Señora del Laberinto", esto es, de Ariadna.
También Homero nombra a Diónisos mucho antes de que la mayoría de los griegos lo reconocieran como el Salvador. Hay que convenir que tras determinados nombres se oculta un Principio universal: en efecto, todas las Tradiciones, del Este y del Oeste, del Norte y del Sur, hablan de divinidades que, en última instancia, son lo mismo; también los así llamados "mitos" tienen significados equivalentes.
¿Qué se puede decir de Orfeo? Poco o mucho, según la perspectiva que asumamos. Pero de semejantes conciencias vibrantes es mejor no hablar, sino tratar de captar, con intuición noética, su "estado" conciencial y, elevándonos por la escala de los diversos grados contemplativos, lograr llegar a estar "a solas" con el Bien, unidad indivisible.
Los Misterios instituidos por el divino Orfeo representan los distintos estados de ser y el neófito, más que proceder discursivamente para demostrar empíricamente lo indemostrable, debería adoptar una apropiada posición psicológica y conciencial para lograr entrar en el "tabernáculo" del Misterio y ahí, con éste, fundirse y estabilizarse.
Quien se inspira en la Fuente única posee una nota que no es posible confundir ni expresar, pero que difícilmente puede pasar inadvertida a quien vive el gozoso Secreto de su propio corazón. De estos inspirados, los hay de distintos grados de madurez, y cada uno cumple con su deber conscientemente en el gran contexto -sutil y tosco-físico-de la red universal.
En este libro se han citado diversos pasajes significativos de insignes autores con relación a Orfeo y al Orfismo, que el autor comparte totalmente.1