En el caso de los pinsapares rondeños, sobre los que se basa esta publicación, sufrieron el carboneo indiscriminado, unas veces para calentar los hogares y otras para abastecer la demanda de los alambiques de Yunquera, la fuerte presión ganadera que acababa con cualquier atisbo de regeneración del pinsapar, la acción de los incendios que mermaron la superficie forestal de esta especie y la actividad de los neveros, que cortaban ramas de pinsapo para tapar la nieve. Todos estos factores influyeron en que el estado del pinsapar durante el siglo XIX fuera lamentable, hecho que es puesto de manifiesto tanto por los guardas como por los ingenieros de montes que lo visitan, caso de Máximo Laguna en 1867 o de Antonio Láynez, quien en 1858 proyectó un plan de aprovechamiento en lo que sería el primer intento de ordenar el uso que se podía hacer de los pinsapares. Este plan, denominado Memoria de reconocimiento del monte Pinsapar de la Sierra de las Nieves y plan de aprovechamiento que conviene adoptar, es el eje central del presente libro, que entre otros aspectos se encarga de analizar este primer estudio sobre el pinsapo.