Argumento de Orar
Vista desde fuera, sorprende la obra realizada por la Madre Teresa a lo largo de una vida de la que, a través de los medios de comunicación, todos hemos sido testigos. Consecuencia razonable de tal sorpresa es una gran curiosidad generalizada por descubrir el secreto, la clave de explicación final y convincente del dinamismo íntimo que dio fuerzas a una mujer aparentemente frágil para llevar a cabo una labor tan ingente, imposible para cualquier otro. La clave fidedigna, en labios de la directamente interesada, es tan sencilla que, justamente por su sencillez, no se le presta la debida atención, sospechando explicaciones más complejas. Esa explicación es Jesús, reconocido, amado y servido en los pobres más pobres. El amor de la Madre Teresa por Jesús se tradujo, para ella, en una sencilla y permanente oración. De manera a veces explícita y siempre virtual, esa explicación aparece resumida en cada una de las expresiones de esta obra, construida con pensamientos y anécdotas genuinamente madreteresianos.1