Por eso solía decir Tony de Mello que "nuestra espiritualidad violenta nos ha creado problemas", o que "Jesucristo tiene una fama pésima por lo que se dice en los púlpitos", o que "cuando tu santidad se hace evidente, yo tengo mis sospechas"... En una palabra, si queremos hacer creíble el cristianismo, necesitamos ir a lo profundo, mucho más allá".