Una sencilla ama de casa que ha visto transcurrir su existencia en la absoluta normalidad de una vida burguesa y sin sobresaltos, se enfrenta de improviso al hecho de que puede acabar, impunemente, con uno de los más odiados asesinos y explotadores de todo un continente. ¿Debe ajusticiarlo, violando los principios morales que le inculcaron desde que nació y con los que ha vivido en paz durante más de treinta años, o debe mantenerse al margen, permitiendo que semejante tirano continúe cometiendo toda clase de crímenes y atrocidades?