Oliver Twist consolidó la fama de Charles Dickens y es, sin duda, una de las novelas más perdurables de su genio. Con ella se proponía demostrar que se podía «servir a la moral» mediante una historia con «personajes elegidos entre lo más criminal de la población de Londres», y donde sin embargo sobrevivieran la candidez y la fragilidad. La historia del pequeño Oliver, criado en un hospicio, empleado y maltratado en una funeraria, que al escapar rumbo a Londres es reclutado por una banda de ladrones que él no reconoce comotales, no sólo es un soberbio escaparate de celebérrimas creaciones dickensianas, sino un magnífico y trepidante relato sobre la inocencia acosada. Los distintos protectores que el héroe va encontrando en su camino nos descubren al Dickens idílico y sentimental, y gracias a ellos una trama de secretos tan dramáticos como finalmente felices. La posteridad ha convertido en mito las peripecias de este pequeño personaje, y quizá hoy una nueva lectura, en una nueva traducción, pueda revelarnos por qué. «Como veo ahora, mi intención era escribir una novela de Dickens, únicamente enriquecida con las luces más vivas que he tomado de nuestra época y con las más opacas que saco de mí mismo.» FRANZ KAFKA