Las finanzas corporativas tienen como principal objetivo elevar el valor de la empresa y, por lo tanto, el de las acciones que integran el capital social. Para ello, han de encontrar un equilibrio adecuado entre los subobjetivos de rentabilidad, riesgo y liquidez. La rentabilidad persigue conseguir el máximo rendimiento de las inversiones efectuadas, el riesgo a su vez está íntimamente relacionado con la rentabilidad ya que a más rentabilidad más riesgo y viceversa. Por lo que se refiere al nivel de liquidez, mantener un nivel adecuado permite poder afrontar los diferentes compromisos de pago, lo cual es imprescindible para que la empresa pueda funcionar con normalidad.