Antes de la llegada de la crisis mundial, Europa ya estaba en crisis. No había logrado alcanzar ni su objetivo de avanzar en el proceso de unificación metanacional ni en el de integrar a las naciones resultantes de la disolución del Imperio soviético. La crisis económica mundial no sólo amenaza con agravar la crisis europea, sino también con disgregar la propia Europa. Con todo, «allí donde crece el peligro, crece también la salvación», decía uno de los más grandes poetas europeos (Hölderlin). Edgar Morin y Mauro Ceruti nos invitan precisamente a un pensamiento y a una política de salvación. Trazan un apasionado retrato de nuestra Europa, de su ambivalente historia fraguada entre la civilización y la barbarie, y se preguntan cómo podemos exorcizar el riesgo de parálisis y de disgregación, demostrando así que las razones para la esperanza anidan paradójicamente en las razones para la desesperación.