La muerte de un familiar no es nada fácil. Pensemos que no están perdidos para siempre, el espíritu es inmortal, ellos continúan vivos en el mundo espiritual y algún día, si lo mereceis os reencontrareis. Aunque es inevitable sentir la perdida física de un ser al que amamos.Se comprende el vacío que deja la ausencia física tras la partida de un ser tan querido, nuestro destino es el mundo espiritual, al que todos partiremos y en el cual si Dios lo permite volveremos a reencontrarnos.Rogemos a Dios, fuerza para superar su momentánea ausencia , nunca perdamos la Paz, la alegría y la esperanza. Angeles Calatayud Martinez