«La nube de smog es un relato continuamente tentado por convertirse en algo distinto: ensayo sociológico o diario íntimo; pero ante esas tentaciones [el autor] consigue oponer siempre su táctica defensiva, a base de gags cómicos y de encogerse de hombros, lo que le permite permanecer suspendido en ese clima que le es tan propio, entre transfiguración simbólica, actualidad extraída de lo real, desahogos de humor y poema en prosa. Imagen e ideograma del mundo al que tenemos que hacer frente es el smog, la niebla humosa y cargada de detritos químicos de las ciudades industriales. Cada uno de sus personajes tiene su propia manera de contraponerse a ella. En medio de ellos, el anónimo protagonista parece rechazar toda ilusoria evasión y toda transposición ideal, y se obstina en mirar las cosas como son, en mirar sin apartar nunca la vista. Si algo él se espera, es únicamente de aquello que ve, una imagen que contraponer a otra imagen; y el relato se cierra sin asegurarnos que la haya encontrado, limitándose a no excluir que sea posible encontrarla.»
Italo Calvino