Las composiciones en verso destacan por el dominio lingüístico, también a lo largo de toda la obra, y la manifestación de los sentimientos, a veces con intensas pinceladas de ironía, integrados en la correcta estructura del soneto. La prosa refleja la identidad de las ciudades y los paisajes centrándose en la temporalidad, las sensaciones y las vivencias. Las ciudades hay que sentirlas; las fotografías y los vídeos las distorsionan. La brevedad del año, la brevedad de un libro. La sencillez del lenguaje junto a la chimenea que huele a pueblo.