Hesha Ruhadze tiene todo cuanto un Seguidor de Set podría desear: dinero y mansiones, influencia e información, leales servidores y un socio (menor) de confianza. Hesha tiene una fe perfecta, las bendiciones de su dios, una visión clara y un férreo autocontrol. A todo el mundo se le acaba la suerte alguna vez. En una tienda de antigüedades de Manhattan, Hesha encuentra una pista hacia un premio que le ha eludido durante muchas vidas: el Ojo de Hazimel. Al amanecer, todo aquello por lo que ha luchado durante siglos de existencia vampírica se le está escapando de entre los dedos. El Setita no se da cuenta de que su casual descubrimiento en Nueva York es otro hilo de la misma telaraña que lleva el Ojo a las manos de uno de sus propios agentes, sólo para que se pierda de nuevo. ¿Pero hay algo que de verdad sea casual en el tenebroso mundo de los Vástagos?