Una guerra estúpida, un enemigo invisible, unos gobernantes confundidos, un terreno de batalla, las Malvinas, y un narrador que con frescura e ironía nos desvela qué verdades y qué mentiras se encuentran realmente detrás de todo esto.
«No juzgues la guerra en términos de belleza. De hecho, es como las personas: debe ser bella por dentro porque por fuera es demasiado fea.»
Una bomba queda suspendida del cielo y se resiste a caer. Unos soldados exhaustos y hambrientos miran hacia arriba y se preguntan si todas las guerras son así. No saben quién es el enemigo ni dónde está, pero siguen caminando en sueños, como sonámbulos, luchando por un trozo de tierra que no pertenece a nadie, defendiendo un país que flota sobre un subsuelo de miseria y corrupción.
No hay nada normal ni previsible en Nosotros caminamos en sueños, la versión corregida y ampliada de la novela en la que Patricio Pron contó «no lo que realmente sucedió o pudo haber sucedido sino lo que sucedió efectivamente, aunque sólo en la imaginación infantil» del autor, que tenía seis años de edad cuando estalló la guerra entre Argentina y Gran Bretaña. Nosotros caminamos en sueños habla de ese enfrentamiento, pero el verdadero tema de esta novela cómica es qué sucede cuando se mata en nombre del nacionalismo, qué pasa cuando el sentido común deja lugar a la cobardía y a la estupidez disfrazadas de patriotismo. La de Pron es una visión satírica de todas las guerras, un relato habitado simultáneamente por los espíritus afines de Samuel Beckett, César Aira, Martin Amis y Fogwill que solo toma como prisionero al lector.