Veinte personalidades de la cultura argentina cuentan sus historias de
inmigración.
Que la Argentina es un crisol de razas lo aprendimos en el colegio. Que
casi todos tenemos algún antepasado español, italiano, sirio, armenio,
ruso, no es ninguna novedad. Pero es justamente esta característica la
que nos une y logra que nuestras historias tengan puntos en común. Por
eso, Julio Parissi entrevistó a veinte importantes personalidades de la
cultura argentina para que cuenten sus historias de inmigración: Sarah y
Joel, los padres de Cipe Lincovsky que escaparon desde Lituania para
asentarse en la zona del Abasto; o Agustín y Josefa, dos vascos
emprendedores, abuelos de Juan Sasturain; o Antonio, el abuelo de
Enrique Pinti que trajo su biblioteca desde un pueblito italiano, en
plena década infame. Estas son solo algunas de las veinte historias con
las que todos nos sentiremos, inevitablemente, identificados.