Dentro de su proyecto de una «deconstrucción del cristianismo», Jean-Luc Nancy emprende una lectura donde se trata de oír y ver, «oír la escucha de nuestro propio oido» y «ver mirar a nuestro ojo aquello que lo abre y que se eclipsa en esta abertura», para repensar el sentido de lo que la religión ha llamado «resurrección»: no el inicio de otra vida, sino el «acto de desaparecer en el cuerpo mismo y como el cuerpo».