Internet nos iba a hacer libres. Finalmente parece que ha sido así. Por cada actuación de los ciudadanos gracias al poder que les confiere el uso de la web en diferentes acontecimientos como en la Primavera Árabe, existen muchas más perpetradas por empresas y gobiernos que erosionan las libertades civiles utilizando las mismas tecnologías digitales de las que ahora somos tan dependientes.En Egipto e Irán, los cambios en las políticas de privacidad de Facebook han expuesto las identidades de los activistas a la policía. Apple elimina aplicaciones políticamente controvertidas a petición de los gobiernos y por sus propias razones comerciales. Google recibe peticiones de censura de contenidos por parte de diversos gobiernos muchos de ellos democráticos, mientras aumenta la preocupación pública por la gran cantidad de información que acumula sobre sus usuarios...En No sin nuestro consentimiento, la periodista y especialista en internet, Rebecca MacKinnon, argumenta que ya es hora de luchar por nuestros derechos antes de que sean vendidos, legislados, programados y manipulados ya que, frecuentemente, las grandes empresas y gobiernos toman decisiones que afectan a nuestra libertad física pero sin nuestro consentimiento.Este libro es una llamada de atención para pasar a la acción. Es hora de dejar de discutir acerca de si internet confiere poder a los ciudadanos y empezar a enfrentarnos a la urgente cuestión de cómo la tecnología debe ser gobernada para apoyar los derechos y las libertades de los usuarios de todo el mundo.