Argumento de No Me Toques los 90
Encuadernación: Rústica con solapas
Parece que en España la única década que se puede reivindicar a boca llena es la de los ochenta.
Sin embargo, muchos nacimos en los ochenta pero nos criamos en los noventa, una época que también tuvo mucho encanto. Descubrimos que no tenías que ver lo que emitía Televisión Española obligatoriamente, sino que podías elegir entre varios canales; esas cadenas que eran conocidas como las privadas.
Los fines de semana nos despertábamos no con Alaska y la Bruja Avería, pero sí con Xuxa y Toppo Giggio, mientras desayunábamos cereales como los Ñampa Zampa o los Bosquimelos.
Parecementerio ¡Todos nosotros presenciamos en los 90 fenómenos tan sorprendentes!
Algunos que conviene recordar y otros que querríamos olvidar La moda de los Tazos, el precedente de los emoticones (los Toi), el boom de la telenovela, el nacimiento de las series juveniles, las presentadoras infantiles pivones (Sofía Mazagatos, Beatriz Rico, Xuxa) que luego se convirtieron en cantantes, las Mama Chicho, las Cacao Maravillao, los grandes concursos televisivos (¡Porque en los 90 todo se hacía a lo grande!), el desembarco de las chicas Almodóvar en televisión, la llegada de Chiquito de la Calzada, las versiones maquineras de éxitos no-maquineros, el boom de lo celta, el rumbakalao, el primer libro de la Campos, mascotas como Cobi, Curro, el Canguro del Central Hispano (cada banco tenía su mascota) el boom de los hipnotistas, los tamagochis, La ruleta de la fortuna, las películas protagonizadas por cupletistas (con Isabel Pantoja y El día que nací yo), las Historias de la puta mili, Rossy de Palma y su Pollo Jurásico
Escrito con un estilo tan ameno como disparatado, y acompañado por un sinfín de fotografías que dan fe del especial colorido de la época, este libro no pretende más que hacer un homenaje a los años noventa en España, de cómo mientras en otros países se producía Sensación de vivir (con sus mansiones y sus playas) aquí teníamos Al salir de clase (todo rodado en un solo set interior, y sin luz), de cómo mientras Kurt Cobain moría, aquí Camela hacía sus pinitos con casetes de gasolinera, mientras nos reíamos con Makinavaja, el más entrañable, pero no el último, choriso de nuestro país.0