Situándose en la ciudad de Turín, Chamberlain sigue con profunda simpatía los pasos de Nietzsche por calles y plazas y reconstruye su mirada, su entusiasmo y sus estremecimientos en el puente sobre el río Po o en las funciones de la ópera Carmen de Bizet. En las cartas del filósofo, encuentra los reflejos de sus vivencias y sufrimientos más íntimos y de sus heroicos esfuerzos por no sucumbir ante los síntomas de su enfermedad.
Partiendo de las circunstancias del año 1888, la autora vuelve una y otra vez atrás, a otras épocas de la vida de Nietzsche, para iluminar sus conflictos amorosos y su obstinada oposición contra la figura y la música de Wagner. También muestra las líneas maestras de sus inquietudes filosóficas y cómo se reformulan en sus últimas obras. Éstas no nos revelan nada sobre supuestas ideas precursoras de la ideología nazi. Chamberlain logra probar a través de cartas y pasajes de textos que Nietzsche, lejos de ser un demonio temible, era un hombre atormentado y cariñoso, que asumió con valentía su soledad como precio de su rebeldía contra la mezquindad intelectual y de su compromiso incondicional con una verdad difícil de soportar por sus coetáneos.
Esta brillante rehabilitación de la imagen de Nietzsche como ser humano frágil y vulnerable, pero también disciplinado hasta el agotamiento, permite ver toda su obra y su espíritu bajo una luz nueva. Es, finalmente, aquel Nietzsche no falsificado por intereses particulares y que podemos saludar sin reparos como el precursor que realmente fue del pensamiento más válido del siglo xx.
Lesley Chamberlain estudió ruso y alemán en Exeter y Oxford y trabajó durante varios años en Moscú como periodista. Ha publicado libros de viaje, cultura política y gastronómica sobre Europa oriental y escribe regularmente comentarios de crítica literaria en The Times y The Times Literary Supplement.