Estoy muriendo. Cada maldito día decido vestirme de negro, en de luto por la vida que me ha abandonado. Me reprocho el pensar en ella. Se lo reprocho a mis latidos cuando se aceleran al imaginar sus labios. Se lo reprocho a mi cuerpo que arde con la necesidad de su contacto. Me reprocho a mí mismo el haberme enamorado de ella, y luego me vuelvo a reprochar por ni el siquiera poder pensar en no amarla.
Y es que en el momento en que nuestras miradas se cruzaron supe que le pertenecía a ella, aunque no estuviera escrito que así sucediera.
Dicen que hay personas destinadas a estar juntas. Dicen que hay personas destinadas a destruirse. Yo digo que nuestro destino era estar juntos, pero ellos nos destruyeron a nosotros.