Otra singularidad del Picu es que, a pesar de esta apariencia infranqueable, ofrece posibilidades a quien, con el debido respeto, quiera llegar a su cima sin ser un consumado escalador. De una parte, la bondad de su caliza, una caliza adherente de la mejor calidad, en la que parece que te quedas pegado, incluso en los tramos más verticales y con menos agarres; de otra, pequeñas debilidades que la montaña va ofreciendo al escalador: un canalizo, una terraza escondida o un magnífico puente de roca.
Esta guía encierra las cinco mejores vías para alcanzar la cima del Picu: la Pidal-Cainejo de la cara Norte; la Sur Directa, en la Sur; la Cepeda y la Amistad con el diablo de la cara Este, y la Murciana de la Oeste. Cinco vías clásicas y asequibles, de trazado sólido y elegante, para distintos grados de experiencia descritas con minucioso detalle para que los escaladores disfruten, como mínimo, tanto como lo ha hecho su autor, ascendiéndolas varias veces y plasmándolas en esta guía.