Tras la muerte del cantante, ocultas entre cientos de páginas y cuadernos manuscritos, aparecieron cuatro hermosas fotografías en las que se le veía paseando en compañía de Burroughs. Cada una de las fotografías, hasta entonces desconocidas, contaban su propia historia. También encerraban un misterio. Habían sido tomadas en octubre de 1993, cuando Cobain cumplió su gran sueño: visitar a Burroughs, su mayor héroe y una de sus más importantes inuencias.
El día que Kurt Cobain conoció a William Burroughs, deslan viejos cantantes de blues como Son House, Robert Johnson o Skip James, junto a la permanente sombra del gran Leadbelly, el legendario ladrón Jack Black, la historia del forajido William Quantrill o la gura de los falsos predicadores. El libro es un recorrido por una parte importante del siglo veinte, centrándose en las conexiones entre dos de sus principales héroes (Burroughs y Cobain) e indagando en la relación entre música y subversión, arte y rebelión. En sus páginas, escritores outsiders, músicos y artistas oscuros, comparten un mismo fuego y bailan en torno a la gura de Burroughs, quien parece hablarles, como si fuesen ellos los destinatarios de la dedicatoria incluida en Ciudades de la noche roja: «A todos los escribas y artistas y practicantes de la magia a través de los cuales se han manifestado estos espectros... Nada es verdad. Todo está permitido».
Alpha Decay publica este libro coincidiendo con la fecha en que se cumplen cien años del nacimiento de Burroughs y veinte años de la trágica muerte de Cobain.