Como sabemos quienes amamos la música más allá de lo razonable, las canciones se disparan directo a las vísceras, emulsionan mejor entre convulsiones de electricidad lisérgica, como estampas de un mundo flotante que te calará los huesos. Algo que el autor reivindica cada domingo por la noche desde ?Sonideros?, en Radio 3, Radio Nacional de España, agitando el dial con la música y la letra de una revolución tranquila, la del misticismo panteísta y telúrico de los olvidados.