Nunca va a dejar de importar qué tienen los museos, pero cada vez importa más lo que hacen con ello. Si los objetos son sustantivos y las acciones verbos, hablamos de un museo verbal que, aparte de verse, también se cuenta. Como en dos escenarios teatrales unidos por su cuarta pared, a un lado, se investiga, se restaura, se diseñan exposiciones. Al otro, se interpreta, también físicamente: se actúa, se recita, se baila, se performa. Las artes músicas reclaman el espacio y, sobre todo, el tiempo debido, uno que ya no es lineal sino rítmico y permite el reinicio sin fin de cada ejecución, de cada proceso. ¿Vas a quedarte fuera?