Es necesario que los museos sepan ser buenos comunicadores de las experiencias culturales del pasado, de manera que sean capaces de clarificar el significado que pueden tener para los ciudadanos de hoy y que sirvan como medio de desarrollo social para el futuro. O los museos son capaces de comunicar significados válidos para la sociedad, o dejarán de tener sentido para la inmensa mayoría de la población. O se convierten en auténticos agentes de comunicación, o será difícil que puedan sobrevivir en una sociedad donde las nuevas tecnologías ofrecen a la sociedad opciones más lúdicas, festivas y significativas que las presentadas por los museos. Si el museo pretende seguir siendo actual, sin renunciar a su pasado, ha de utilizar un nuevo lenguaje y establecer un diálogo abierto con una sociedad cada vez más pluralista y más inmersa en la realidad virtual.