Hacía poco que Jay había heredado el rancho Vermilion, una granja junto a las impresionantes montañas Teton en Wyoming. Durante el tiempo que Jay había estado luchando en dos guerras, su padre había hecho todo lo posible por mantener el rancho familiar en pie, hasta que su enfermedad lo había vencido, llevándose primero su espíritu combativo, y luego su vida. Jay estaba decidido a recuperar el esplendor del rancho, pero primero debía zanjar una cruel batalla contra su manipuladora exmadrastra y su avaricioso hermanastro sobre los cuadros que habían pertenecido a su difunto padre, una colección de obras de un talentoso, y a pesar de ello a menudo ignorado, artista llamado Armstrong «Custer», Harris. Lo último que tenía Jay en la cabeza era buscarse una esposa para iniciar la séptima generación de Vermilion.
Cuando Jay y Sara por fin se conocieron en persona, tras varios meses de íntimas llamadas telefónicas, el amor surgió a primera vista, una atracción que pronto se vio complicada por un doble asesinato en los límites del rancho. Trabajando codo a codo para desenmascarar al asesino, Sara y Jay se descubrieron incapaces de resistirse al intenso fuego que había prendido entre ellos.
De repente, los asesinos tomaron a Sara como objetivo. Y Jay, el soldado harto de la guerra, descubriría que había encontrado algo por lo que, de nuevo, estaba dispuesto a morir.