Biografía imaginaria de Bernardo Monteagudo, el revolucionario y patriota tucumano, a través del diálogo entre el propio Monteagudo y el médico forense que practica la autopsia de los restos, llegados a Argentina noventa y dos años después de su asesinato en Lima, Perú.
"No habría tiranos si no hubiera esclavos, y si todos sostuvieran sus derechos, la usurpación sería imposible."
Bernardo Monteagudo
Noventa y dos años después de su muerte, reclamados por la Argentina llegan desde el Perú al país -más precisamente a la morgue judicial de la calle Viamonte, en Buenos Aires- los restos del revolucionario Bernardo Monteagudo, asesinado en Lima en 1825. Allí los recibe un médico forense encargado de confirmar a través de la autopsia sus supuestos orígenes negros o aborígenes.
Desde la pura invención, Marcos Rosenzvaig crea un vínculo entre el médico y los huesos de Monteagudo, que son la voz del revolucionario. La novela se construye a partir del diario íntimo del forense, en cuyo relato se filtran las palabras del patriota. Las voces son escritura dentro de la escritura.
La cuestión racial quedará a un lado; sin embargo será el detonante que abrirá, desde una épica dantesca, un abanico de historias en el que fluyen, como en el andar de un río, los amores de Monteagudo, su pasión revolucionaria, la violencia de sus ideas, la gracia de sus gestos y los posibles instigadores de su asesinato.
Una novela que celebra el Bicentenario de la Declaración de la Independencia Argentina.