En los duros años de la Gran Depresión, en los Montes Apalaches de Tennessee, impera la ley seca. Pequeño Árbol tiene cinco años. Tras quedarse huérfano es enviado a vivir junto con sus abuelos chéroquis. Al principio es demasiado pequeño para comprender el mundo que le rodea, pero el tiempo que pasará en la montaña, envuelto en un paisaje de ensueño, encantador, le enseñará que la verdadera sabiduría consiste en aceptar el curso natural de la vida. Entre el abuelo que siente un profundo respeto por la naturaleza y no tanto por los políticos y la abuela que lee a Shakespeare, Pequeño Árbol aprende a escuchar la voz de la tierra, a estar en armonía con su entorno y a desconfiar de las autoridades.
Pequeño Árbol se ha alzado, con Huckleberry Finn, como uno de los personajes más queridos de la literatura norteamericana. Publicada en 1976, Montañas como islas se convirtió en un fenómeno literario y provocó un escándalo al descubrirse quién era el autor tras el pseudónimo. A pesar de ello, en 1991 recibió el premio de los libreros, tras situarse durante mucho tiempo en el primer puesto de la lista de los libros más vendidos de The New York Times. Con millones de lectores conmovidos por su belleza, y las posibilidades reales de redención que escenifica la vida de su autor, es ya considerada una obra clásica.