Para ello, nada menos que ha convocado un Jubileo de la Misericordia, todo un año especial para desentrañar y experimentar la grandeza del perdón de un Dios que es Padre y vuelca en sus hijos la abundancia de su amor clemente y misericordioso.
El sacramento del Perdón, de la Reconciliación y de la Penitencia es la expresión máxima de la Misericordia de Dios. Nuestro Señor Jesucristo, que lo instituyó durante su paso redentor por esta tierra, ordenó su dispensación a la Iglesia, Madre y Maestra, espejo fiel del Corazón Misericordioso de Jesús.