Si en Breslau pudo percibir el cambio de época en algunas grandes innovaciones tecnológicas, en el Marburgo de los años veinte pudo asistir de cerca al paso de la filosofía académica aún decimonónica a la filosofía propiamente contemporánea, representada sobre todo por Martin Heidegger. Su manera de pensar, que aún hoy causa impacto, fue para los estudiantes de los años veinte una verdadera sacudida.
Después de la guerra, Gadamer fue rector de la Universidad de Leipzig, y trató de reorganizar la vida universitaria en convivencia con el imperante socialismo de signo soviético. La convivencia se hizo insoportable y aceptó un nombramiento como catedrático en Frankfurt. Fue una etapa breve, interrumpida por un largo viaje a Argentina, donde estableció sus conocidos lazos de simpatía con el mundo de habla española. Finalmente encontró en Heidelberg su cátedra definitiva y desde ella aportó su hermenéutica filosófica al pensamiento contemporáneo.
En la remembranza de su vida, Gadamer incluye detalladas caracterizaciones de figuras importantes que cruzaron su camino y que se convirtieron en maestros para él. Sus acertados retratos captan los rasgos más auténticos de pensadores famosos como Hartmann, Scheler, Natorp, Lipps, Löwitz, Jaspers y el propio Heidegger. Pero también caracteriza espíritus innovadores y estimulantes hoy menos conocidos como Schürer, Kommerell o Krüger, que bien merecieran ser rescatados como hitos del espíritu de este siglo.
Los recuerdos de Gadamer muestran la íntima conexión de su camino filosófico con las grandes corrientes del pensamiento contemporáneo.