Argumento de Mirlos Blancos
En la vida hay momentos fortuitos en los que puede despertar el ingenio dormido, aflorar destellos ocultos de la personalidad y percibir realmente lo que somos y esperamos ser. Los hay que son felices en la ignorancia y apatía mientras otros sienten la imperiosa necesidad de moldear el carácter y mejorar su formación para proyectar un futuro con expectativas válidas, cuántas veces tras la virtud eminente de hacer sencillamente lo que se debe hacer. Enriquecer las cualidades humanas a través de la cultura y la curiosidad es el gesto que nos abstrae del estatismo y nos permite afrontar sueños realizables, abordar la realidad e identificar la clave de los problemas en aras de su solución. El hombre y la sociedad se sirven recíprocamente, y en ello es preciso que haya armonía al igual que en la Naturaleza, que siempre nos invita a guardar el exquisito equilibrio que enarbola para que no perdamos de vista el manantial inagotable que nos ofrece el mundo en que vivimos, la portentosa morada que debemos preservar para el ahora y para el después.1