Es la hija de John Huston, conoció de cerca a Carson McCullers, John Steibeck y Marlon Brando, posó para Richard Avedon y fue compañera sentimental de Jack Nicholson; interpreta papeles difíciles pisando fuerte y sin miedo al lado de directores como Woody Allen y Francis Ford Coppola... Eso es tanto como decir que Anjelica Huston ha vivido más de un chaparrón, pero su temperamento ha podido con todo y aquí está, dispuesta a contar su historia con talento y sentido del humor.
Tenía veintinueve años e intentaba hacerse un hueco como actriz cuando el director Tony Richardson se compadeció de ella. Era una pena que tener tanto talento le sirviera de tan poco: nunca llegaría a nada. Fiel a su carácter, Anjelica se tomó las palabras de Richardson como un verdadero reto. Mientras le contestaba con un «quizás tengas razón», pensaba para sus adentros «mírame bien». Y eso es lo que no ha dejado de hacer durante toda su vida: ser una criatura que reclama la mirada ajena.
Con una escritura franca, perspicaz y traviesa, la ex modelo y actriz se revela en estas memorias como una gran narradora dispuesta a revelar lo que ha descubierto de sí misma a lo largo de los años y a mostrar el lado más humano de una mujer apasionada.
El escritor irlandés Colm Tóibín ha dicho...
«Mírame bien son unas memorias brillantes, escritas con pasión y ganas de contar la verdad. Los recuerdos de su infancia en Irlanda y su juventud en Londres y Nueva York en los años sesenta son una auténtica joya.»