Obviamente, teniendo en cuenta su carácter, ocurre lo inevitable: Mimi no quiere usar el orinal. De modo que sigue haciéndose pipí encima, y en todas partes: en la guardería, en casa. ¿Qué hacer?
Entonces mamá encuentra la solución: le presta a Mimi un libro titulado La historia del orinal. Aquella tarde, apenas acaba el libro, Mimi se dirige al orinal y. ¡ya está, lo consigue! Mamá está muy contenta. ¡y Mimi también!